ANIMSA

Quiero tener contraseñas seguras…¡y acordarme de ellas!

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para optimizar tu navegación, adaptarse a tus preferencias y realizar labores analíticas. Al continuar navegando aceptas nuestra Política de Cookies.

Lejos quedan los tiempos en los que la única contraseña que necesitábamos recordar era el código de 4 números para la tarjeta bancaria. Hoy en día necesitamos contraseñas para el ordenador de trabajo, ordenador doméstico, dispositivos portátiles, cuentas de correo, banca online,… y además, para evitar fraudes y ser víctimas de cibercrimen, necesitamos que todas ellas sean seguras.

shutterstock_120938140¿Cuándo es segura una contraseña?

Ninguna contraseña es segura al 100%, pero hay una serie de reglas que pueden hacerlas lo suficientemente segura para evitar con casi total seguridad ser víctimas de suplantación.
La primera y más importante: no compartirla con nadie, o como dice el refrán, “¿me guardas un secreto, amigo? Mejor lo guardas si no te lo digo”.

Alguna de las recomendaciones a la hora de crear nuestras contraseñas son: que tenga un mínimo de 8 caracteres, que mezcle letras mayúsculas, minúsculas, números, y caracteres especiales. Así se hace más difícil poder hackearla… pero también poder recordarla.

Existen páginas gratuitas en internet que nos permiten generar una contraseña segura, pudiendo además elegir algunos de los parámetros (longitud, qué caracteres se usan o no). Por ejemplo, en la página http://www.clavesegura.org podemos crear contraseñas del tipo 3b8FgME}, [%jdfOnC o t~myWu”A.

¿Y ahora cómo me acuerdo de ella?

Para recordar las claves de las tarjetas bancarias, mucha gente utilizaba fechas señaladas, parte de su número de teléfono o de algún otro número que fuera significativo para ellos,…Pero también podemos utilizar otras técnicas con normas relativamente sencillas para generar contraseñas seguras, que podamos recordar.

1. Elige una palabra o una frase corta que tenga al menos 8 letras y de la que te vayas a acordar fácilmente.
2. Pon en mayúsculas la primera letra, o las primeras letras de cada palabra, y quita los espacios si es una frase.
3. Cambia algunas vocales minúsculas por números o caracteres especiales que se les parezcan, por ejemplo la a por la @, la e por el 3, la i por el 1 y la o por el 0.
4. Añade finalmente un carácter especial al principio y/o al final, y ya tienes una contraseña segura.

Por ejemplo, “Aupa Osasuna” se podría convertir en “#Aup@0s@sun@!” Ahora “sólo” tienes que recordar la frase, y el proceso que has seguido. Cuando caduque la contraseña, o cuando la quieras cambiar por propia iniciativa, o cuando necesites una nueva contraseña para otro servicio, no tienes más que elegir una nueva frase, y repetir el proceso.

Pero tengo muchas contraseñas, y además algunas no las elijo yo…

El anterior método puede ser complejo de utilizar si necesitamos recordar un número elevado de contraseñas, y no es viable si las contraseñas seguras me las proporciona un tercero (mi banco, un organismo con el que trabajo,…) y no las puedo cambiar. Existen para ello, gestores de contraseñas, que las recuerdan por nosotros, y así sólo necesitamos recordar una o dos, lo suficiente para iniciar sesión. En la siguiente página se comentan varios gestores de contraseñas:

http://blogthinkbig.com/gestores-de-contrasenas-para-recordar-tus-claves/

Estos gestores de contraseñas son una evolución de un método casero que ya se viene utilizando desde hace tiempo: guardar varias contraseñas en un fichero de texto, comprimirlo con contraseña, y borrar el original. Ahora sólo necesito recordar una contraseña, la del fichero comprimido (que además la elijo yo), y puedo acceder a todas las demás.