Hoy hablamos con…
… Fermín Tarragona, Consejero de ANIMSA y Concejal delegado de Mantenimiento y Obras del Ayuntamiento de Burlada.
ANIMSA acaba de cumplir 33 años, como Consejero, ¿cuál crees que son los principales valores que aporta una empresa como la nuestra a las Entidades Locales de Navarra?
ANIMSA representa la esencia de lo que significa un servicio público creado por y para la gestión pública. Surgió de una necesidad que ya entonces, allá por el 85, vieron un grupo de municipios y mancomunidades. Se trataba de compartir la asesoría y gestión de aquello que entonces parecían poco más que unas grandes máquinas de escribir con pantallas que iban a manejar los datos de la gente. Ahora que estamos en una pugna continua por la protección de esos datos ante su uso con fines comerciales y privados, debemos agradecer y honrar con nuestro impulso aquella visión premonitoria de que su custodia se mantenga siempre a cargo de un ente público.
Las leyes 39 y 40 han cambiado la manera en la que se trabajaba en la Administración, ANIMSA tiene el papel de apoyaros y acompañaros durante todo este proceso. ¿Cómo consideras que debe una entidad local como Burlada afrontar la transformación que supone la Administración Electrónica? ¿Cuáles consideras que son los principales hitos que deben tenerse en cuenta?
La sociedad ha asumido ya la evolución de la tecnología en el día a día. El smartphone o la tablet son ya parte de la vida cotidiana, y más del 85% de la población estatal usa Internet habitualmente. Sin embargo, eso no se ha reflejado todavía en la relación con la administración, ni por parte de la ciudadanía ni de la propia administración, cuya inercia de funcionamiento tanto material como humano requiere un gran esfuerzo para ser reconducida. Debemos repensar la forma de trabajar dentro de nuestras oficinas y trasladarlo a la gente de la calle para que empiece a asumir que, al igual que ya no escribe cartas y las echa a un buzón, ya no es necesario desplazarse físicamente a las oficinas y rellenar impresos repetidamente en papel, sino que los trámites van a ganar mucho en agilidad y sencillez. El hito más importante en este momento es que debemos terminar de creérnoslo, asumirlo y trasladar esa idea a la gente. Yo hace tiempo que lo tengo muy claro, pero detecto muchas dudas y miedos a mi alrededor.
¿Y desde el punto de vista de corporativo?, ¿cómo se afronta esta transformación? ¿Hasta qué punto es importante el apoyo y la dirección de los corporativos para llegar a buen puerto?
No solo es importante, es fundamental que desde la parte política tomemos las riendas de esta transformación. Como he dicho antes, la inercia de la administración necesita mucha energía para reconducirse, y la chispa que la encienda debe venir del lado corporativo. A veces resulta complicado para quienes nos ocupamos de estas áreas convencer al resto de corporación de invertir medios económicos y humanos en tecnología cuando hay prioridades mucho más urgentes de gente con necesidades básicas. Yo suelo decir que cuando consigamos que todo esto esté en marcha, y dejemos de perder tiempo y dinero en fotocopias, registros y sellos, el personal técnico y administrativo va a disponer de mucho más tiempo para atender los problemas reales de la gente, y no los meramente burocráticos como ocurre más a menudo de lo que nos gustaría.
Por otro lado, y centrándonos en el Ayuntamiento de Burlada, se acaba de finalizar un importante trabajo dentro del Ayuntamiento con cambios de servidores, adecuación de servicios, conexiones entre sedes, etc. En ocasiones, los cambios no son fáciles, sin embargo ¿por qué es necesario transformarse, actualizarse?
Cambiar de servidor y de sistemas de comunicación es como cambiar de edificio. Antes nadie ponía en duda que en un traslado era necesario guardar todo el material, desmontar los muebles, hacer trasladarlo, volver a montar y reordenar. Se asumía que durante mucho tiempo el servicio se vería afectado. Ahora, como un servidor se traslada en un coche y dos carritos, parece que el cambio podría hacerse en media hora, y la gente se pone nerviosa cuando el sistema tarda en estabilizarse. Pero al igual que entonces, una vez que está todo en su sitio y en marcha, cuando vemos que las aplicaciones funcionan mucho mejor, que no se cuelga el sistema cada vez que abrimos ciertas páginas porque usábamos equipos y sistemas operativos obsoletos, o cuando vemos que ya no da tiempo a leer el periódico mientras esperamos a que el ordenador arranque, todo el mundo valora positivamente el cambio, y entonces lo que reclama es por qué no se ha realizado antes.
Además, en varias ocasiones el Ayuntamiento de Burlada ha utilizado herramientas de participación ciudadana para la elección del cartel de fiestas, presupuestos participativos… ¿Qué importancia tienen las nuevas tecnologías para la participación ciudadana?
Para empezar, la accesibilidad desde nuestras casas o móviles a cualquier hora es un punto que favorece y simplifica mucho la participación. Es cierto que no hay que olvidar la brecha tecnológica, especialmente con las personas mayores, pero en Burlada la experiencia nos ha demostrado que, si se dan alternativas de voto asistido desde las oficinas municipales, la participación se hace accesible a toda la ciudadanía interesada. Los datos se obtienen de manera mucho más ágil y fiable. En nuestra consulta de mayor éxito hasta la fecha, la correspondiente a la suelta de vaquillas en fiestas, mucha gente acudía a nuestra Oficina de Atención Ciudadana. Lo que para ella era un voto presencial, la realidad lo transformaba directamente en voto electrónico. En cuanto a presupuestos participativos, el año pasado la votación fue presencial y este año con la herramienta de ANIMSA. No solamente ha aumentado la participación un 30%, sino que además la propuesta ganadora ha sido la promovida por usuarias y usuarios del Centro de Mayores, que se han movilizado para votarla y hacerla ganadora.
¿Conseguiremos un día ver las oficinas municipales sin papeles?
No tengo ninguna duda, lo que no puedo decir es cuándo. De momento tendrán que convivir ambos sistemas, especialmente por atender a la generación menos tecnológica, e ir eliminando progresivamente los documentos en papel. A medida que se vea que no tiene sentido traer y llevar documentos, ni imprimirlos para volver a escanearlos, en pocos años el único papel que quede en nuestras oficinas será el de los lavabos.