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¿Estamos “en la nube” o en las nubes? (Parte 3)

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Una de las preguntas clave cuando disponemos de servicios en la nube es: “¿dónde están mis aplicaciones y mis datos y cómo accedo a ellos?” Dejando aparte temas relacionados con LOPD y otras Leyes de similar alcance, de lo que trataremos ahora es de la importancia de las líneas de comunicaciones para acceder con garantías a servicios en la nube.

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Para disponer con garantía en todo momento de las funcionalidades que nos ofrece un servicio en la nube, necesitamos líneas de comunicaciones con la capacidad y robustez adecuadas. Estas líneas de comunicaciones, que habitualmente se alquilan a operadores y proveedores de servicios de internet, tienen un coste que puede llegar a ser alto, por lo que es importante dimensionarlas correctamente de acuerdo a las necesidades previstas.

Dicho de otra forma, antes de embarcarnos hacia la nube, uno de los capítulos a tener muy en cuenta en los análisis, tanto técnicos como de coste, es el caudal y robustez de las líneas de comunicaciones necesarias.

Las características habituales en las líneas de comunicaciones domésticas son sobresuscripción y asimetría. Es decir, “comparto” mi caudal con más usuarios, por lo que si todos lo usamos al mismo tiempo, dispongo de menos del nominal y no puedo “subir” a internet tanta información como puedo “bajar”. Para un uso doméstico esto supone que a veces la navegación es algo más lenta y que me puedo olvidar de dar servicios de tipo web a terceros desde casa. Para un uso profesional, esto puede limitar seriamente las posibilidades en cuanto a ubicación y manera de prestar y acceder a ciertos servicios.

Es por lo tanto importante dimensionar previamente el volumen de datos a intercambiar, para determinar viabilidad y coste de llevar un servicio a la nube, separando las necesidades en subida y en bajada, que pueden tener un precio muy distinto.

Casi todos, por no decir todos, hemos tenido alguna vez la experiencia de “quedarnos sin internet” porque nuestra línea de comunicaciones ha fallado. Cuando esto afecta a un servicio crítico, puede impedir el correcto funcionamiento de una empresa o administración. Por eso, antes de llevar un servicio a la nube, hay que hacer un análisis de riesgo de lo que supone un corte en las líneas de comunicaciones. De este análisis puede resultar la toma de medidas como contratar líneas adicionales de respaldo o acuerdos de nivel de servicios especiales, incluso la imposibilidad de llevar un servicio a la nube con la robustez necesaria.

Conclusiones

Antes de decidir llevar un servicio a la nube, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos de las líneas de comunicaciones:

  • Caudal necesario para explotar el servicio que quiero llevar a la nube, tanto en subida como en bajada.
  • Análisis de riesgo y posibles estrategias de respaldo ante caída de las líneas de comunicaciones
  • Conveniencia de contratar líneas de respaldo o ANS (acuerdos de nivel de servicio) especiales según la criticidad del servicio.
  • Análisis de viabilidad y coste de todo lo anterior.